Efectos de la cocaína
Debemos distinguir los efectos que produce a corto y a largo plazo.
A corto plazo
Los más visibles son la sensación de euforia y de energía, la de que pueden con todo. También aumenta el estado de alerta y quien la consume cree que está más lúcido y agudo de lo normal. Otro efecto que puede percibirse en su entorno es que el apetito disminuye y, bajo el efecto de esta droga, las pupilas se dilatan.
Otros efectos a corto plazo son el aumento de la temperatura, de la presión arterial y de las pulsaciones.
A largo plazo
Tanto a medio como a largo plazo se observan otros efectos. Puesto que la cocaína es muy adictiva, su consumo habitual puede conllevar graves problemas físicos y psicológicos.
Físicos: daños cardiovasculares que incluyen el infarto de miocardio, la trombosis cerebral o la hemorragia cerebral; insomnio y/o alteraciones del sueño; impotencia o alteraciones menstruales; daños en el sistema digestivo; problemas respiratorios.
Psicológicos: cambios repentinos de humor, agresividad e irritabilidad, problemas de ansiedad, cuadros psicóticos, depresión, esquizofrenia…
La cocaína se suele inhalar o inyectar. Cuando se inhala, provoca daños como hemorragias nasales o perforación del tabique nasal. Si se inyecta, pueden surgir enfermedades infecciosas asociadas a este modo de consumo (hepatitis o VIH, por ejemplo).
La sobredosis puede ser letal.
Cómo saber que consume cocaína
Hay ocho grandes señales visibles de que alguien puede estar consumiendo cocaína:
- Esa persona cambia bruscamente de humor: puede estar eufórica y feliz o depresiva e irritable (según si acaba de consumir o no).
- Dificultades económicas. La cocaína es una droga cara, y cada vez se necesitan cantidades más grandes para obtener los mismos efectos. Por tanto, ya a medio plazo podemos observar que la persona llega con dificultad a fin de mes o no llega, pide dinero, se inventa historias para justificar su empobrecimiento o para pedir el préstamo…
- Cambios en sus hábitos. ¿Ha cambiado de amigos? ¿Come menos y peor? ¿Apenas se asea? Todo ello puede ser un síntoma de que consume cocaína.
- Tiene constantemente hemorragias o rinitis. Parece que está siempre acatarrado, se suena a menudo, sangra por la nariz…
- Se vuelve muy suspicaz: desconfía de todo el mundo, cree que van contra él o que lo persiguen… En casos graves puede llegar a escuchar o ver cosas que no están (alucinaciones).
- Objetos sospechosos. Tubos de cartón, billetes enrollados, tarjetas de plástico, restos de polvo blanco, superficies rayadas, pequeños espejos…, forman parte de los objetos que suele usar un adicto a la cocaína.
Cómo es la adicción a la cocaína
El consumidor-tipo es varón y de más de 35 años, según se desprende de uno de los últimos informes del Plan Nacional sobre Drogas. El resumen ejecutivo de 2022 indica que la edad de inicio en el consumo está en torno a los 21 años.
Es habitual que los jóvenes se inicien en el consumo cuando empiezan a salir de noche: lo hacen para desinhibirse a la hora de relacionarse con desconocidos. También porque creen que aumenta su energía (incluida la sexual) y porque pueden aguantar más horas bailando, bebiendo, etcétera.
Pero como ya hemos visto, la cocaína es altamente adictiva, y lo que comienza siendo un estímulo para disfrutar más de las salidas nocturnas se convierte pronto en una necesidad diaria. Además, es habitual que los consumidores de cocaína terminen enganchándose a más drogas: alrededor del 92 por ciento consumen varias sustancias.
Qué es la cocaína rosa
Para empezar, la cocaína rosa no es cocaína. Se llama así por su aspecto y su vía principal de consumo (un polvo que se inhala y que es, como indica su nombre, de color rosa). Su uso se asocia a las élites, como lo fue la cocaína en los años 80.
En realidad se trata de una droga sintética de la misma familia que la MDMA o metanfetamina, llamada 2-CB. Sin embargo es difícil, dado que se trata de una sustancia ilegal, saber qué contiene en realidad lo que se mueve en el mercado negro con el nombre de cocaína rosa. Puede ir mezclada con cafeína, ketamina o MDMA. Puede incluso no llevar 2-CB.
Sus efectos no deseados incluyen ataques de pánico, episodios de ansiedad, agitación, vómitos o hipertensión arterial, entre otros.
Cómo dejar de consumir cocaína
Al igual que ocurre con otras adicciones, el primer paso es asumir que se es adicto. Romper los vínculos que te unen al consumo de cocaína es el segundo paso: con el camello, con las amistades que la consumen y con el ocio que propicia su uso.
Pero lo más importante de todo es ponerse en manos de profesionales que nos ayuden a romper este círculo vicioso. Desintoxicación y terapia deben hacerse acompañados por expertos, que enseñarán herramientas para no recaer.